Homenaje al Profesor excelente y bueno

En la enseñanza universitaria hay multitud de modelos personales de enseñanza e investigación. Combinar ambos componentes depende del contenido, pero también del propio Profesor.

Pedro Plans Sanz de Bremond fue un ejemplo de opción por la enseñanza de calidad, transmitida con entusiasmo y buen saber de comunicador, y de acercamiento y disponibilidad para con sus alumnos.

La creación de una Revista de Pedagogía geográfica ha servido de orientación para geógrafos y en especial para Profesores de Magisterio, contribuyendo al enriquecimiento de sus conocimientos de Didáctica. La publicación de la Geografía General (Editorial EUNSA, Universidad de Navarra), es un gran manual, muy difundido y acompañado por muchos gráficos, algunos procedentes de otro manual francés, y una cartografía bien seleccionada, convirtiéndose en un empeño por hacer accesible a los alumnos de primer curso una materia en ocasiones compleja, especialmente en lo que se refiere a la Geografía Física.

Su metodología a la hora de impartir clases era, según mi parecer, única y modélica. Siempre solicitaba a la dirección académica dar la primera clase de la mañana, ocupándose en la media hora o tres cuartos de hora previos a llenar la pizarra con tizas de colores de esquemas y en especial de aplicaciones gráficas y cartográficas relativas al caso de España y, mientras estuvo en la Universidad Navarra, también a nuestra tierra.

Entre las numerosas anécdotas de su disponibilidad e ilusión por hacer partícipes a todos los alumnos de su

magisterio, cabe citar a modo de ejemplo las siguientes. En la Universidad Complutense de Madrid, cuando era Profesor Adjunto, todas las encuestas realizadas entre los alumnos para conocer a quién estimaban como el mejor de los Profesores, siempre tenían el mismo resultado: Plans sobresalía con una abrumadora mayoría. En la Universidad de Murcia, en la que fue catedrático, su docencia a lo largo de varios años fue objeto de admiración por parte de sus oyentes, que veían en él al sabio, al profesor claro y sistemático, y se sentían queridos porque cada alumno era considerado sujeto preferencial, sin distinciones entre unos y otros. En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, los alumnos menos interesados que se colocaban inicialmente en las últimas filas, a finales del primer o segundo trimestre optaban por las primeras. Transmitir su buen saber y hacer tenía para él tanta importancia como ser un Profesor entregado, solícito, accesible, en definitiva un ejemplo de profesor comprensivo que busca con denuedo y logra la mayor interacción con los alumnos.

Tras su jubilación, continuó sirviendo como lo había hecho siempre. Hizo un Curso de Preparación Asistencial, a fin de ayudar a los enfermos de la Clínica Universitaria y completar la labor de las enfermeras y los médicos en aquellos casos en los que podía ejercer un nuevo magisterio, el del servicio a los enfermos especialmente necesitados. En conclusión, fue un gran Profesor y una gran persona, de la que miles de alumnos universitarios y de la carrera de Magisterio tendrán un recuerdo imborrable como un hombre bueno y sabio.

Manuel Ferrer Regales